lunes, 28 de enero de 2019

7 técnicas para mantener la calma cuando tus hijos hacen de todo

Mucho más eficaces que gritar


“¡¡No grites!!”. 

Cuando les grito esto a mis niños, ¿les estoy dando un consejo para su vida, exigiendo una orden para que la casa no sea una jaula de grillos o sencillamente me estoy desahogando? Creo que es una reflexión importante… A lo mejor son un poco las tres cosas mezcladas, quizás la intensidad del tono de mi voz es directamente proporcional al peso de la tercera alternativa.
Saber mantener la calma, controlar las propias emociones, es esencial para educar, llevar un equipo, realizar un proyecto,… Y muy difícil a veces, con el ritmo que llevamos.
“Vale más practicar algún deporte que “hacer pagar” a los niños una tensión de la que no son responsables, sólo la desencadenan -dice Anne Bacus en el libro 100 ideas para que tus hijos te obedezcan (sin gritos ni amenazas)-. Para mejorar en este ámbito y sucumbir menos a la cólera, es importante que empieces por reconocer que el niño no tiene la ‘culpa’. Cada uno es responsable de sus emociones y de la manera en que las expresa”.
Tus esfuerzos por mantener la armonía serán una lección y un ejemplo muy positivos para que ellos también contengan sus emociones y eviten herir con su ira. Además evitarán que los pequeños sientan que tienen el control sobre tus emociones y te ayudarán a ser más justo con tu actitud y tus sanciones.
Para cuanto no te obedezcan, “pasen” de todo, se porten fatal o cualquier otra situación que te sulfure, esta doctora en psicología ofrece 7 técnicas para mantener la calma:
1. Concédete un momento antes de reaccionar: Si sientes que la ira te está inundando, intenta respirar profundamente dos o tres veces para detenerla; quizás necesites alejarte y aislarte un momento (o más). La idea es haber recuperado la calma antes de reaccionar o responder.
2. Presta atención a las palabras que dices, podrías lamentarlas después. Si estás en tensión cuanto menos hables mejor.
3.  Desconfía de los días y momentos “de riesgo” porque si tienes mucho cansancio, estrés o preocupación, el menor incidente puede provocar una explosión.
4. Libera tensión. Hay distintas maneras de sacar la energía negativa mejores que las palabras o gestos agresivos, por ejemplo golpear una almohada, chutar un balón, hacer flexiones, dar un paseo, cantar,…
5. Exterioriza lo que sientes (escribiéndolo o expresándolo a través del arte, por ejemplo) o explícaselo a alguien, esto desahoga bastante y además a lo mejor te pueden ayudar. ¿Has pensado en recurrir a María la madre de Jesús, a algún santo o a Dios?
6. Expresa afecto a quien te está poniendo nervioso. Bacus invita a hacer esta prueba: “cuando te des cuenta de que los dos empezáis a enfadaros, coge en brazos a tu pequeño y abrázalo con fuerza. Míralo a los ojos y dile: “¡Si supieras lo muchísimo que te quiero!” o “vamos a calmarnos y a darnos un abrazo, ¿vale?”. En función de lo cariñosos que seáis, este experimento de choque puede tomar diversas formas.
7. Asúmelo como un reto, pide ayuda para no gritar si notas cada vez más enfado e incluso dirígete a él con una voz dulce. El efecto podría sorprenderte.

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