Niños desobedientes: por qué ocurre y
qué puedes hacer
Dirige
su atención a algo positivo: hagan este bello comedero para pájaros.
Por
qué los niños de 3 y 4 años desobedecen
Tu
hijo ignora tu petición de que guarde sus juguetes y tira sus autos por las
escaleras, a pesar de que le has pedido muchas veces que no lo haga. ¿Por qué
es tan rebelde?
Ahora depende menos de ti que cuando era más pequeño y tiene un sentido de identidad más fuerte. Por eso se muestra más rebelde. También está aprendiendo a controlar sus impulsos, lo cual toma tiempo y paciencia.Ser rebelde o no obedecer es una forma de reafirmarse ante sí mismo.
Ahora depende menos de ti que cuando era más pequeño y tiene un sentido de identidad más fuerte. Por eso se muestra más rebelde. También está aprendiendo a controlar sus impulsos, lo cual toma tiempo y paciencia.Ser rebelde o no obedecer es una forma de reafirmarse ante sí mismo.
Cómo
puedes corregir a un niño desobediente
·
Sé comprensiva
Cuando
le pidas que entre a almorzar y te grite: “¡Ahora no!” y luego se ponga a
llorar cuando le obligues a entrar en la casa de todos modos, intenta ponerte
en su lugar. Abrázalo y asegúrale que entiendes lo difícil que es dejar a sus
amigos, pero que el almuerzo ya está preparado.
Se trata de demostrarle que, en realidad, estás de su lado. Procura no enojarte (aunque los vecinos se quedan mirando el espectáculo). Sé amable pero firme y hazlo entrar en la casa cuando le toque hacerlo.
Se trata de demostrarle que, en realidad, estás de su lado. Procura no enojarte (aunque los vecinos se quedan mirando el espectáculo). Sé amable pero firme y hazlo entrar en la casa cuando le toque hacerlo.
·
Establece
límites
Los
niños de esta edad necesitan, e incluso quieren, límites. Establécelos y
asegúrate de que tu hijo sabe cuáles son. Díselo con claridad: “No se pega. Si
estás enojado, usa tus palabras para decirle a José que quieres que te devuelva
el juguete”, o “Recuerda, siempre tienes que sujetarme de la mano en la calle”.
Si tu hijo pequeño tiene problemas a la hora de seguir las reglas (como todos los niños de esta edad), procura encontrar soluciones. Si le pega a su hermanita porque se siente que lo dejas de lado, por ejemplo, ayúdalo a dar de comer o bañar al bebé, y luego encuentra la manera de que pase tiempo a solas contigo. Si se levanta de la cama porque tiene miedo de la oscuridad, dale una linterna para que la tenga junto a su cama.
Si tu hijo pequeño tiene problemas a la hora de seguir las reglas (como todos los niños de esta edad), procura encontrar soluciones. Si le pega a su hermanita porque se siente que lo dejas de lado, por ejemplo, ayúdalo a dar de comer o bañar al bebé, y luego encuentra la manera de que pase tiempo a solas contigo. Si se levanta de la cama porque tiene miedo de la oscuridad, dale una linterna para que la tenga junto a su cama.
·
Refuerza el buen
comportamiento
En
lugar de fijarte en el comportamiento de tu hijo únicamente cuando se porta
mal, procura señalar también aquellas ocasiones en que actúa de manera
apropiada. Un sencillo “Gracias por colgar tu abrigo” o “Me ayudas mucho
cuando compartes tus juguetes con tu hermana pequeña”, lo motivará a repetir su buen comportamiento.
Y
aunque es posible que te sientas tentada de darle una reprimenda verbal cuando
su comportamiento no sea el más deseable, muérdete la lengua. Cuando un niño se
porta mal, ya se siente mal. Hacerle sentir peor solo provoca más
comportamiento negativo. Mantén la calma y sé un buen ejemplo para él.
“Cuando un niño se porta mal, ya se siente mal” dice Jane Nelsen, autora de libros sobre disciplinar positivamente. “¿De dónde sacamos la idea de que para hacer sentir bien a un niño, primero hay que hacerlo sentir mal?”. De hecho, hacer lo, solo produce más mal comportamiento.
Recuerda también que disciplinar a tu hijo no significa controlarlo, significa enseñarle a controlarse a sí mismo. Si lo castigas, quizá consigas que se comporte, pero solo porque teme no hacerlo. Es mejor para tu hijo hacer lo correcto porque quiere hacerlo, porque hace que el día sea más divertido o porque le hace sentir bien.
“Cuando un niño se porta mal, ya se siente mal” dice Jane Nelsen, autora de libros sobre disciplinar positivamente. “¿De dónde sacamos la idea de que para hacer sentir bien a un niño, primero hay que hacerlo sentir mal?”. De hecho, hacer lo, solo produce más mal comportamiento.
Recuerda también que disciplinar a tu hijo no significa controlarlo, significa enseñarle a controlarse a sí mismo. Si lo castigas, quizá consigas que se comporte, pero solo porque teme no hacerlo. Es mejor para tu hijo hacer lo correcto porque quiere hacerlo, porque hace que el día sea más divertido o porque le hace sentir bien.
·
Usa bien el
tiempo de castigo o “tiempo para pensar” (time-out)
Cuando
tu hijo está a punto de perder el control porque no se sale con la suya, ayúdalo a calmarse. En
lugar de mandarlo a su cuarto, siéntalo en un cómodo sofá o en un rincón
favorito de su habitación.
Quizá le guste diseñar un “rincón para calmarse”, en el que haya una gran almohada, una cobija (manta) suave e incluso algunos libros favoritos.
Si aun así se niega a quedarse allí, retírate tú unos pocos minutos a un lugar tranquilo, como tu dormitorio, para calmarte también. No solo le darás un buen ejemplo, sino que obtendrás un descanso. Cuando ambos se sientan mejor, será el momento de hablar de comportamiento apropiado.
Quizá le guste diseñar un “rincón para calmarse”, en el que haya una gran almohada, una cobija (manta) suave e incluso algunos libros favoritos.
Si aun así se niega a quedarse allí, retírate tú unos pocos minutos a un lugar tranquilo, como tu dormitorio, para calmarte también. No solo le darás un buen ejemplo, sino que obtendrás un descanso. Cuando ambos se sientan mejor, será el momento de hablar de comportamiento apropiado.
·
Ayúdalo a tener
confianza en sí mismo
Cuando
le das oportunidades para que haga sus propias elecciones, le permites ser más
independiente dentro de un entorno controlado. En lugar de decirle que se ponga
los pantalones que tú has escogido, por ejemplo, déjale que escoja entre los
dos pares que has seleccionado previamente. Pregúntale si quiere comer
zanahorias o papas (patatas) con la cena, y qué cuento quiere leer por
la noche.
Otra manera de ayudar a tu pequeño es decirle lo que puede hacer en lugar de lo que no puede hacer. En lugar de decirle: “¡No! ¡No juegues con el balón en la casa!”, dile: “Salgamos para que puedas patear el balón”. Si quiere tomar un helado antes de la cena, dile que puede escoger entre un pedazo de queso o una manzana.
Otra manera de ayudar a tu pequeño es decirle lo que puede hacer en lugar de lo que no puede hacer. En lugar de decirle: “¡No! ¡No juegues con el balón en la casa!”, dile: “Salgamos para que puedas patear el balón”. Si quiere tomar un helado antes de la cena, dile que puede escoger entre un pedazo de queso o una manzana.
·
Escoge tus
batallas
Si
tu hijo tiene un sentido de la moda particular y quiere ponerse su camisa de
camuflaje con unos pantalones anaranjados, ¿qué tiene de malo? A veces es más
fácil pasarlo por alto. Lo mismo cuando pisa los charcos de camino a la casa, o
bien guarda sus muñecos debajo de la cama en lugar de ponerlos en su lugar.
·
Distrae su
atención
Evita
situaciones que puedan desencadenar la rebeldía de tu hijo. ¿Por qué arriesgar
llevarlo a un restaurante elegante cuando podrías llevarlo al parque a comer?
No es muy realista esperar que se comporte en una tienda de ropa o que se
siente tranquilamente durante una larga y aburrida reunión.
Si vas por el centro comercial y ves una tienda de juguetes que le gusta mucho, dirígelo rápidamente en otra dirección o distrae su atención. “¡Mira esa fuente! ¿Quieres echar una moneda y pensar en un deseo?”.
Si vas por el centro comercial y ves una tienda de juguetes que le gusta mucho, dirígelo rápidamente en otra dirección o distrae su atención. “¡Mira esa fuente! ¿Quieres echar una moneda y pensar en un deseo?”.
·
Sé realista con
respecto a su edad y la etapa que atraviesa
Cuando
pidas a tu hijo que haga la cama o barra el patio, asegúrate de que sabe
hacerlo. Dedica tiempo a enseñarle nuevas tareas y háganlas juntos hasta que
aprenda a realizarlas. A veces, lo que te parece un acto de rebeldía es
simplemente la incapacidad de realizar una tarea demasiado compleja.
Para finalizar, debes comprender que la percepción que tiene tu hijo del tiempo es muy diferente a la tuya. En lugar de esperar que pase tranquilamente de jugar en su escuela a sentarse en el coche, dale unos minutos de aviso para ayudarle a cambiar de marcha: “Daniel, nos vamos en cinco minutos, así que termina el juego, por favor”.
No hay garantía de que interrumpa su diversión sin quejarse. De hecho, seguramente lloriquee durante todo el camino a casa. Pero mientras seas perseverante, tu pequeño aprenderá a la larga que siendo desobediente no conseguirá lo que quiere.
Para finalizar, debes comprender que la percepción que tiene tu hijo del tiempo es muy diferente a la tuya. En lugar de esperar que pase tranquilamente de jugar en su escuela a sentarse en el coche, dale unos minutos de aviso para ayudarle a cambiar de marcha: “Daniel, nos vamos en cinco minutos, así que termina el juego, por favor”.
No hay garantía de que interrumpa su diversión sin quejarse. De hecho, seguramente lloriquee durante todo el camino a casa. Pero mientras seas perseverante, tu pequeño aprenderá a la larga que siendo desobediente no conseguirá lo que quiere.
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